Obispo Anthony B. Taylor
¡Ay de los que se sienten seguros en Arkansas! ¡Recostados en sus camas king size, reclinados en sus sofás, comiendo ricas carnes asadas y tomando sus cervecitas y usando desodorantes; pero no se preocupan por el maltrato de los demás seres humanos. ¡Serán los primeros en ser castigados, su vida de lujo está por terminar!
Es básicamente eso lo que dice Dios por medio del Profeta Amós traducido a la vida de hoy:
¡Ay de ustedes, los que se sienten seguros en Sión! Se reclinan sobre divanes adornados con marfil (camas king size), comen los corderos del rebaño y las terneras en engorda (ricas carnes asadas). Canturrean al son del arpa, creyendo cantar como David. Se atiborran de vino y se ponen los perfumes más costosos (desodorantes) pero no se preocupan por las desgracias de sus hermanos. Por eso irán al destierro a la cabeza de los cautivos y se acabará la orgía de los disolutos, su vida de lujo está por terminar.
Y claro que el punto del mensaje de Dios por medio de Amós es el mismo que el mensaje de Jesús en su parábola del hombre rico y Lázaro en el Evangelio de Lucas: abre tus ojos, tu corazón y tu cartera a las necesidades de los pobres y oprimidos hoy, mientras todavía hay tiempo, porque si no, Dios te castigará en este mundo y en el mundo que viene.
Nosotros en los Estados Unidos vivimos cómodos en parte debido al maltrato de otros, y no sólo aquellos que trabajan como esclavos en los talleres lejanos de China e India para producir productos baratos de consumo, sino también aquí en Arkansas.
Ya he hablado en otras ocasiones sobre los derechos humanos y el derecho que Dios nos da para inmigrar cuando las circunstancias lo requieren. Denuncio la inhumanidad de aquellos que promueven leyes que harán aun más difícil la vida de al menos 12 millones de las personas más pobres en nuestro país sin cuyo trabajo nuestra economía se derrumbaría, y sigo promoviendo una reforma migratoria comprensiva para corregir las injusticias de las cuales nuestra nación es culpable, y crear un sistema que refleje las realidades económicas y sociales que producen mucha inmigración.
El libro de Amós, me recuerda que hay otro aspecto del asunto del cual no se habla casi nunca, a saber: ¡muchos de los dueños de empresas ya están contentos con la situación actual, tal como es! 12 millones de trabajadores que ellos pueden explotar fácilmente porque no tienen papeles. No quieren que se apliquen las leyes migratorias porque necesitan a los trabajadores, y no quieren que se las cambien porque tendrían que pagarles más y en eso los trabajadores americanos tienen una queja muy legítima: esta fuerza laboral mal pagada hace rebajar también sus salarios.
Una reforma migratoria justa y comprensiva borraría esa disparidad y así beneficiaría a todos los trabajadores, no sólo los inmigrantes.
Por ejemplo, hace algunas semanas hablé con algunos trabajadores en las granjas de pollo en Arkansas y aprendí que a algunos de ellos se les pagaba $200 y a otros $280 por semana, a veces con provisión también de alojamiento muy rudimentario. Eso es menos del salario mínimo legal, sobre todo cuando tomamos en cuenta que a menudo trabajan mucho más que 40 horas por semana.
Pero no tienen otras opciones y la vida era aun más dura en su país de origen, y claro que tienen que proveer para sus familias, así que aguantan esta explotación, y tú y yo nos beneficiamos de esto en la forma de conseguir pollo barato en la tienda. Y eso es sólo un ejemplo aquí mismo en Arkansas.
¡Ay de los que se sienten seguros en Arkansas! ¡Recostados en sus camas king size, comiendo ricas carnes asadas, tomando sus cervecitas y usando desodorantes; pero no se preocupan por el maltrato de los demás seres humanos. ¡Serán los primeros en ser castigados, su vida de lujo está por terminar!