Obispo Anthony B. Taylor
¡Hasta los ciegos saben cuando ha salido el sol! Pueden salir y sentir sus rayos — ¡aun en tiempo frío! Hasta los que están ciegos espiritualmente lo saben cuando están en presencia de un santo –¡lo sienten! Piensa en el impacto de la Madre Teresa o del Papa Juan Pablo II — hasta los que están mal con Dios. La verdad que vivieron con valentía era muy evidente y difícil de resistir, aun para sus detractores, aun cuando parecía inconveniente y no bienvenido. ¡Hasta los ciegos saben cuando ha salido el sol!
Hasta Herodes el tetrarca sabía que Jesús y antes, Juan Bautista, eran hombres especiales — aunque él era muy ciego y perdido espiritualmente. Era un asesino — mandó matar a Juan Bautista y a muchos más. Era adúltero e incestuoso — vivía en pecado con Herodias, que era al mismo tiempo su sobrina y la esposa de su hermano Felipe, que vivía todavía. Y tenía los otros vicios también, incluso era cobarde: mandó matar a Juan Bautista porque era cobarde y no quiso verse mal en los ojos de sus amigos borrachos. Pero aun él reconocía desde hacía mucho tiempo la verdad inconveniente de las palabras valientes de Juan Bautista: “No te es permitido tener a Herodias.” Y hasta él creía en la posibilidad de la resurrección de los muertos, porque aquí teme — con conciencia culpable — que Jesús podía ser Juan Bautista regresado de la muerte, tal vez para hacerlo pagar por sus crímenes.
Jesús nos llama a la santidad y si somos santos, la gente lo sabrá — hasta los que están ciegos espiritualmente sabrán. Pueda que no les guste — y como con Juan Bautista, pueda que nos hagan pagar por ello — pero si vivimos la verdad con valentía, la gente sentirá la atracción de nuestras palabras, aun a pesar de ellos mismos. ¡Hasta los ciegos saben cuando sale el sol!
