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La Iglesia dice: Violencia doméstica nunca es aceptable

Por Hermana Mary Lou Stubbs, DC
Caridades Católicas de Arkansas

Hermana Mary Lou Stubbs, DC

Con mucha frecuencia — más a menudo de lo que la mayoría de nosotros queremos saber — nuestras amistades y parientes entran en lo que creen que es una relación de interés y bienestar mutuo cada vez mayor, pero se encuentran en una relación que se ha desintegrado en algo opuesto.
La violencia doméstica es una realidad adictiva de enormes proporciones que no toma en cuenta edad, clase social, ni raza de la persona.
De acuerdo al Cirujano General de los Estados Unidos (U.S. Surgeon General), violencia doméstica es la principal causa de lesiones a mujeres en los Estados Unidos; y de acuerdo con el FBI, el 35 por ciento de las visitas a las salas de emergencia son resultado de violencia doméstica. De aquellos que abusan a su pareja, más del 65 por ciento también abusan física y o sexualmente a los hijos. Cada día en este país, cuatro mujeres y tres niños mueren como resultado del abuso. (Coalición en Contra de Violencia Doméstica de Arkansas)
Muy seguido se les dice a la pareja con problemas “abrácense y dense un beso” como para arreglar la situación. Sin embargo, la realidad del problema es mucho más compleja y requiere que personas vayan fuera de su zona de conforte y se involucren cuando ven que el abuso está sucediendo.
Nuestro llamado es mantenernos vigilantes a todo lo que ataque la dignidad humana en cualquier etapa de la vida, y vigilancia es lo que se necesita para detectar la violencia que puede imitar y deformar el amor y lo reemplaza con un ciclo de temor e intimidación. Las víctimas, en su mayoría mujeres, no creen que el ser que aman pueda causarles daño con palabras o puños, y tienden a perdonar y adaptar sus comportamientos para reducir el abuso. Al hacerlo, bailan en un ciclo de perdón, miedo y dolor que puede perdurar durante muchos años y que a veces sólo se rompe con el rescate o la muerte.
El acogido amoroso de la Iglesia para las víctimas de violencia doméstica se estableció claramente en “When I Call for Help: A Pastoral Response to Domestic Violence Against Women” (“Cuando Pido Ayuda: Una Respuesta Pastoral a la Violencia Doméstica Contra la Mujer”), emitida en 2002 durante la Conferencia de Obispos Católicos, en donde se hace un llamado a una “revolución moral para reemplazar una cultura de violencia”. Este documento define violencia doméstica como “todo tipo de comportamiento que usa una persona para controlar a una pareja íntima mediante el miedo y la intimidación. Este comportamiento incluye el abuso sexual, verbal y económico, y el maltrato físico y psicológico”.
El maltrato doméstico a menudo implica golpes físicos, pero también consiste en aislamiento, abuso verbal, amenazas, intimidación contra la pareja o los hijos y otros medios para controlar la vida y las actividades de las personas que abusan.
La Iglesia está cada vez más clara en sus enseñanzas de que la violencia doméstica, el uso de la fuerza para controlar la vida de tu pareja íntima, nunca es aceptable. Nosotros, como miembros de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de estar conscientes y aprender más sobre la dinámica de la violencia en la familia para que podamos ayudar a liberar a sus víctimas del yugo de la esclavitud. No podemos escondernos tras la seguridad falsa de la ignorancia mientras que personas son destruidas a escondidas detrás de una parodia de “para bien o para mal”.
El Evangelio de Lucas 10, 29-37 nos cuenta el relato de cómo personas honradas y decentes pasaron al lado de otra que había sido golpeada y abandonada en un camino para que muriera. No fue hasta que una persona que no temía ayudar se atrevió a verla y entonces se apiadó de ella para salvarla. Nosotros también debemos ser Buenos Samaritanos para las víctimas de violencia de hoy en día. ¿Podemos seguir los consejos de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI, “Dios es Amor”, exaltando la belleza de las relaciones amorosas y condenando los abusos? Como participantes del Evangelio, le pedimos a Dios que nos dé la sabiduría para reconocer la realidad de la violencia doméstica en medio de nuestra vida diaria y la valentía para llegar a aquéllos que se encuentran atrapados dentro de ese ciclo destructivo.
“La Iglesia puede ayudar a romper este ciclo. Muchas mujeres abusadas primero buscan ayuda con la Iglesia porque la ven como un lugar seguro”. (“Cuando Pida Ayuda” Introducción) No podemos traicionar la confianza de aquellos que no tienen otro lugar a donde ir.
La Hermana Mary Lou Stubbs, DC, es directora de Caridades Católicas de Arkansas.

Para aprender más
Para aprender más acerca de abuso, visite la página de Internet de la Coalición en Contra de Violencia Doméstica, www.domesticpeace.com.
Para informarse acerca de que puede hacer usted para ayudar, visite o lea “Cuando Pido Ayuda: Una Respuesta Pastoral a la Violencia Doméstica Contra la Mujer”, www.usccb.org/ laity/help.shtml.
Si usted es una víctima buscando ayuda, llame al 911 si está en peligro o a la línea directa (800) 799-3224.

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