Alivio para mujeres inmigrantes maltratadas

Por Sheila Gómez
Caridades Católicas

Sheila Gómez, directora de Caridades Católicas

Uno de los temas fundamentales de la enseñanza social católica es el respeto a la vida y la dignidad de todos los seres humanos, desde la concepción hasta la muerte natural. Caridades Católicas dirige programas que promueven, apoyan y manifiestan este tema fundamental y social de la Iglesia Católica. El relato de la primera página está centrado en las personas que están particularmente vulnerables, los sobrevivientes de violencia doméstica y de agresión sexual.
Hace unos 10 años, mientras me desempeñaba como directora de Caridades Católicas Servicios de Inmigración, recibí una llamada telefónica de una trabajadora en un refugio local para sobrevivientes de violencia doméstica. La trabajadora del refugio me preguntó si podíamos ayudar a una mujer inmigrante que había llegado recientemente al refugio. Todos acordamos de que la clienta vendría a nuestra oficina al día siguiente.
La trabajadora del refugio guió a la mujer que entró a nuestra oficina cojeando. Tenía la cara hinchada hasta casi el doble de su tamaño normal y de color morado, azul y negro. Tenía un brazo en un cabestrillo y moretones en los brazos y las piernas. Tampoco podía sentarse. La acostamos en el sofá de nuestra oficina y le buscamos una almohada para la cabeza. Esta embestida salvaje a su cuerpo, mente y alma no la provocó un ser enemigo de “por ahí afuera”, sino la persona más cercana a ella que había prometido ante Dios amarla, honrarla y respetarla.
Mientras hablaba con ella, me percaté del aislamiento total que enfrentaba al confrontar su situación, alejada de su país natal, lazos familiares, idioma materno y todo lo que ella conocía. Había pedido venir a la iglesia para solicitar ayuda porque el único enlace que tenía para sentirse segura en ese momento era su fe católica. Habíamos recibido un llamado para responder con amor, dignidad y respeto […], brindar los servicios de inmigración necesarios y, a la vez, dar “esperanzas a los desesperados”.
La violencia en las relaciones personales ocurre en todos los grupos culturales, religiosos, económicos y raciales. Está sucediendo en nuestra diócesis, nuestra parroquia, nuestros vecindarios, nuestras amistades, y posiblemente, en nuestros propios hogares. La violencia doméstica a menudo es un secreto familiar, escondido detrás de una fachada externa temerosamente valiente que se convierte en una dinámica de vida. Esta dinámica de vida basada en el miedo procura esclavizar, destruir y controlar. Coloca a la persona que comete el maltrato en el centro de la relación. Esa dinámica de vida va opuesta a nuestra fe católica, nuestro libre albedrío y a nuestra herencia como hijos de Dios. Nuestro derecho inherente al nacer es que nos traten y tratar a los demás con dignidad y respeto, reconociendo que Dios es el centro de nuestra vida y nuestras relaciones. Los inmigrantes sobrevivientes de violencia doméstica pueden comunicarse con Caridades Católicas Servicios de Inmigración al (501) 664-0340, Ext. 314.

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