Previa ola de inmigrantes comparten sus relatos

Por GUY LANCASTER
CORRESPONSAL DE JONESBORO

LEPANTO — Muchos habitantes de Arkansas tal vez piensen que la inmigración de hispanos en el estado es un suceso reciente. Sin embargo, en una finca pequeña varias millas al norte de Lepanto en el condado de Mississippi, viven dos hermanos que formaron parte de un grupo más antiguo de inmigrantes.
Jesse y Magdalena Durán nacieron en Texas de padres que llegaron al país huyendo de la violencia de la Revolución Mexicana. Sus padres tenían la intención de regresar una vez que se calmara la situación, “pero después que llegaron, un año y otro pasó, y nunca regresaron a México, simplemente se quedaron aquí”, dijo Jesse Durán.
La familia Durán trabajó en los campos alrededor de San Marcos pero la sequía de 1939 les forzó a partir. La familia de siete miembros (Jesse y Magdalena tenían tres hermanos) firmaron un contrato para trabajar en una plantación y viajaron a Mississippi para recoger algodón. Esa estadía tampoco duró mucho tiempo y pronto se trasladaron al área alrededor de Osceola, Arkansas. Jesse tenía 12 años y Magdalena casi 6 años.
La vida en Arkansas presentó varios desafíos a la familia. “El primer invierno aquí fue bastante duro, con mucha nieve y frío”, recordó Jesse. “En Texas, tendríamos clima de invierno uno o dos días del año. Aquí, tres o cuatro pulgadas de nieve. No teníamos ni ropa ni zapatos de invierno”.
Los vecinos los ayudaron, prestándoles una sierra para que cortaran madera en el invierno. “Dios estaba con nosotros y por eso sobrevivimos. Él nos protegió”, señaló Jesse.
En esos tiempos, los adultos ganaban 75 centavos al día recogiendo algodón. Algunos de los hijos de los Durán llevaban agua a los obreros de los campos por 50 centavos al día.
Durante esos años, dijeron los hermanos, ir a Misa era casi un lujo. “En aquellos días”, indicó Magdalena, “la iglesia más cercana estaba en West Memphis o Blytheville. No teníamos un buen carro así que manejábamos hasta Joiner y allí tomábamos el tren a Blytheville, aunque a veces íbamos a West Memphis”.
Jesse añadió, “Íbamos a una Misa temprano en la mañana […], luego cenábamos, comprábamos los comestibles que no fueran perecederos y nos preparábamos para tomar el tren de vuelta a Joiner”.
Los Durán hablaban poco inglés antes de llegar a Arkansas. En Texas, habían vivido entre los demás mexicanos. Pero en Arkansas la situación era distinta.
“Aprendimos (inglés) simplemente de estar con otras personas”, dijo Jesse, y escuchando la música.
La familia Durán compró una finca de 40 acres en Etowah en 1953. Jesse y Magdalena todavía viven allí. También llegaron a tener sus propios cultivos de algodón. Magdalena recordó, “Tuvimos que contratar algunos recolectores de algodón, aunque la mayoría del trabajo lo hacíamos nosotros mismos, porque cuando la cápsula de algodón se abre, hay que recogerla pronto. Para entonces, las clases en la escuela habían terminado y los niños querían recoger algodón, pero venían por la mañana, trabajaban dos o tres horas, entonces se cansaban y querían irse a casa. El trabajo es arduo”.
La familia también tenía su propia hortaliza y cultivo de maíz.
“A papá […] le encantaban las tortillas de maíz”, dijo Magdalena, “y mi hermana y yo aprendimos a cocinar tamales picantes y tortillas de maíz”.
Jesse y Magdalena Durán ahora son feligreses de la Iglesia de San Norberto de Marked Tree.
“Me gusta el Padre Mark [Wood]”, señaló Jesse. “Habla bien el español”.
Han conocido a algunos nuevos inmigrantes de México. Sin embargo, dijo Magdalena, “Aquí en Lepanto, había alrededor de ocho a diez familias hispanas, pero todas se han marchado. Nosotros somos los únicos que quedamos aquí”.

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Encuentro Matrimonial (Marriage Encounter in Spanish) will hold its next weekend, Feb. 14-16, at St. John…

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Jesse y Magdalena Durán nacieron en Texas de padres que llegaron al país huyendo de la violencia de la Revolución Mexicana. Sus padres tenían la intención de regresar una vez que se calmara la situación, “pero después que llegaron, un año y otro pasó, y nunca regresaron a México, simplemente se quedaron aquí”, dijo Jesse Durán.
La familia Durán trabajó en los campos alrededor de San Marcos pero la sequía de 1939 les forzó a partir. La familia de siete miembros (Jesse y Magdalena tenían tres hermanos) firmaron un contrato para trabajar en una plantación y viajaron a Mississippi para recoger algodón. Esa estadía tampoco duró mucho tiempo y pronto se trasladaron al área alrededor de Osceola, Arkansas. Jesse tenía 12 años y Magdalena casi 6 años.
La vida en Arkansas presentó varios desafíos a la familia. “El primer invierno aquí fue bastante duro, con mucha nieve y frío”, recordó Jesse. “En Texas, tendríamos clima de invierno uno o dos días del año. Aquí, tres o cuatro pulgadas de nieve. No teníamos ni ropa ni zapatos de invierno”.
Los vecinos los ayudaron, prestándoles una sierra para que cortaran madera en el invierno. “Dios estaba con nosotros y por eso sobrevivimos. Él nos protegió”, señaló Jesse.
En esos tiempos, los adultos ganaban 75 centavos al día recogiendo algodón. Algunos de los hijos de los Durán llevaban agua a los obreros de los campos por 50 centavos al día.
Durante esos años, dijeron los hermanos, ir a Misa era casi un lujo. “En aquellos días”, indicó Magdalena, “la iglesia más cercana estaba en West Memphis o Blytheville. No teníamos un buen carro así que manejábamos hasta Joiner y allí tomábamos el tren a Blytheville, aunque a veces íbamos a West Memphis”.
Jesse añadió, “Íbamos a una Misa temprano en la mañana […], luego cenábamos, comprábamos los comestibles que no fueran perecederos y nos preparábamos para tomar el tren de vuelta a Joiner”.
Los Durán hablaban poco inglés antes de llegar a Arkansas. En Texas, habían vivido entre los demás mexicanos. Pero en Arkansas la situación era distinta.
“Aprendimos (inglés) simplemente de estar con otras personas”, dijo Jesse, y escuchando la música.
La familia Durán compró una finca de 40 acres en Etowah en 1953. Jesse y Magdalena todavía viven allí. También llegaron a tener sus propios cultivos de algodón. Magdalena recordó, “Tuvimos que contratar algunos recolectores de algodón, aunque la mayoría del trabajo lo hacíamos nosotros mismos, porque cuando la cápsula de algodón se abre, hay que recogerla pronto. Para entonces, las clases en la escuela habían terminado y los niños querían recoger algodón, pero venían por la mañana, trabajaban dos o tres horas, entonces se cansaban y querían irse a casa. El trabajo es arduo”.
La familia también tenía su propia hortaliza y cultivo de maíz.
“A papá […] le encantaban las tortillas de maíz”, dijo Magdalena, “y mi hermana y yo aprendimos a cocinar tamales picantes y tortillas de maíz”.
Jesse y Magdalena Durán ahora son feligreses de la Iglesia de San Norberto de Marked Tree.
“Me gusta el Padre Mark [Wood]”, señaló Jesse. “Habla bien el español”.
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Jesse y Magdalena Durán nacieron en Texas de padres que llegaron al país huyendo de la violencia de la Revolución Mexicana. Sus padres tenían la intención de regresar una vez que se calmara la situación, “pero después que llegaron, un año y otro pasó, y nunca regresaron a México, simplemente se quedaron aquí”, dijo Jesse Durán.
La familia Durán trabajó en los campos alrededor de San Marcos pero la sequía de 1939 les forzó a partir. La familia de siete miembros (Jesse y Magdalena tenían tres hermanos) firmaron un contrato para trabajar en una plantación y viajaron a Mississippi para recoger algodón. Esa estadía tampoco duró mucho tiempo y pronto se trasladaron al área alrededor de Osceola, Arkansas. Jesse tenía 12 años y Magdalena casi 6 años.
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“Aprendimos (inglés) simplemente de estar con otras personas”, dijo Jesse, y escuchando la música.
La familia Durán compró una finca de 40 acres en Etowah en 1953. Jesse y Magdalena todavía viven allí. También llegaron a tener sus propios cultivos de algodón. Magdalena recordó, “Tuvimos que contratar algunos recolectores de algodón, aunque la mayoría del trabajo lo hacíamos nosotros mismos, porque cuando la cápsula de algodón se abre, hay que recogerla pronto. Para entonces, las clases en la escuela habían terminado y los niños querían recoger algodón, pero venían por la mañana, trabajaban dos o tres horas, entonces se cansaban y querían irse a casa. El trabajo es arduo”.
La familia también tenía su propia hortaliza y cultivo de maíz.
“A papá […] le encantaban las tortillas de maíz”, dijo Magdalena, “y mi hermana y yo aprendimos a cocinar tamales picantes y tortillas de maíz”.
Jesse y Magdalena Durán ahora son feligreses de la Iglesia de San Norberto de Marked Tree.
“Me gusta el Padre Mark [Wood]”, señaló Jesse. “Habla bien el español”.
Han conocido a algunos nuevos inmigrantes de México. Sin embargo, dijo Magdalena, “Aquí en Lepanto, había alrededor de ocho a diez familias hispanas, pero todas se han marchado. Nosotros somos los únicos que quedamos aquí”.

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